| El de ayer en Cotorruelo fue un partido con poca historia. Y fue así porque estuvo marcado desde el inicio, cuando el Ciudad de Leganés se presentó con diez jugadores. Por lo tanto, el guión estaba escrito antes del pitido inicial. Nuestra posesión del balón rozó el cien por cien, pero el porcentaje de acierto ante el portero visitante fue bastante deficiente. En este aspecto hay que resaltar que el mejor jugador del Ciudad de Leganés fue su guardameta, Sergio Osorno, que completó una actuación sensacional con una docena de paradas de mérito.

Pronto llegó el primer gol del partido (minuto 9), y fue un golazo por la asistencia de tacón del ‘mago’ Sancho y la resolución de Mario Giménez. Pese al aplastante dominio de nuestro equipo en los siguientes minutos ningún otro balón besó la red de Osorno, y eso que los remates se sucedieron sobre su portería. Con el Ciudad de Leganés pertrechado en espera de que su único delantero, Callejo, obrase un milagro propio de estas fechas de Semana Santa, nuestro juego se fue haciendo más espeso, lento, previsible y aburrido.

En el descanso se acentuaron las desgracias del Ciudad de Leganés, ya que Blanco no salió al terreno de juego por una lesión, por lo que afrontó la segunda parte con nueve jugadores. En estas circunstancias se acentuó, si es que era posible, aún más nuestro dominio y también la brillante actuación de Sergio Osorno, un portero con unos reflejos y una intuición sobresalientes. Tanto fue así que el segundo gol de «la Ferro» no llegó hasta el minuto 81, cuando una asistencia de Ángel al área fue rematada de cabeza por Álex.

Y la mala mañana para el Ciudad de Leganés no terminó ahí. La amarga guinda fue que cuando se disponía a sacar de centro un jugador, Peña, hizo señas a su banquillo y se retiró del campo también lesionado. Contra ocho jugadores jugó «la Ferro» los últimos diez minutos, cerrando el marcador con un nuevo tanto, en esta ocasión fabricado por Carlos en la banda derecha y firmado por Marcos (minuto 83) que -dadas las circunstancias- ni lo celebraron los azules.