La relación de la AD Ferroviaria con el madrileño Paseo de las Delicias tiene el fuerte nexo de unión ya conocido por todos, que no es otro que la existencia ahí de su campo más emblemático durante algo más de un cuarto de siglo (1921-1947), ubicado en lo que hoy son los bloques que componen el número 63 del Paseo con varios portales de entrada.
Pero esa relación del club con el Paseo aún fue más estrecha en los siguientes años, cuando uno de los jugadores más queridos por la afición, Angelín (Ángel Giménez), un extremo derecho que ya llegó veterano, se retiró y se estableció en la acera de los números pares del Paseo, frente por frente a lo que había sido el campo de «la Ferro».
«Bodegas Giménez» abrió en lo que entonces era el número 62 del Paseo de las Delicias, y ahí pasó varias décadas Angelín sirviendo vinos, vermús y cervezas, y -sobre todo- hablando de fútbol, el deporte que le apasionó y le seguía apasionando. El extremo continuó siendo un ferviente seguidor de la AD Ferroviaria, formando parte de la directiva del presidente D. Manuel Herrera hasta el año 1988. Como directivo siguió al equipo ya no en el legendario campo de Las Delicias, sino que se tenía que acercar a otros recintos con mística en Madrid, el Campo del Gas y el campo de Cotorruelo.
