Nuestro tema de hoy es el árbitro de fútbol, la única figura imprescindible para la celebración de los partidos, el deportista que ejerce esa labor tan ingrata de juzgar el comportamiento de los participantes y aplicar el reglamento de este deporte y la normativa de la competición, y la persona que entrena, estudia, reflexiona, actúa y acude a los partidos, siempre en solitario.
El colegiado se forma durante toda su trayectoria. Está obligado a superar unas exigentes pruebas físicas, evaluación continua de reglas de juego durante toda la temporada, pruebas psicológicas y de cultura general, ser capaz de redactar de forma clara y sin calificativos situaciones ocurridas para que puedan ser evaluadas por el órgano que sanciona, y además es continuamente juzgado por público y medios de información que nunca han hecho esta labor.
La carrera arbitral se inicia a temprana edad, a partir de los 14 años ya se puede hacer el curso y, una vez superado, empezar a arbitrar. Es muy difícil encontrar una actividad que permita alcanzar una madurez personal temprana como el arbitraje. Cada partido al que te enfrentas supone un reto que debes superar. Debes enfrentarte a la adversidad del ambiente, a la soledad, a la incomprensión de tu alrededor, a la frustración del error cometido. Y con un único objetivo: ser justo y acertar en todas las decisiones que se tomen.
«Los árbitros son deportistas como cualquier otro, que se prepara mental y físicamente para ejercer la labor de la mejor forma posible» Mario Martín Consuegra (árbitro 1ª RFEF)
«Casi todo el mundo que habla de fútbol ha jugado al fútbol al menos una vez en su vida. Casi todo el mundo que habla sobre el árbitro no ha arbitrado un partido en su vida»
Nicola Rizzoli – Árbitro internacional italiano (2020)
